Más de 350 muertos en bombardeos israelíes en el Líbano: la mayor masacre desde 2006

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Una jornada de violencia sin precedentes sacudió al Líbano este lunes, cuando el Ejército israelí lanzó una serie de bombardeos masivos en varias zonas del país. Según los informes preliminares, el saldo mortal asciende a 356 personas fallecidas, entre ellas 24 niños, mientras que los heridos superan los 1.200. Estos ataques marcan la peor masacre desde el conflicto entre Israel y Hezbollah en 2006, generando temor de un nuevo enfrentamiento bélico a gran escala entre ambos bandos.

Bombardeos devastadores y desplazamientos masivos

El ataque comenzó en la madrugada con bombardeos concentrados en el sur del Líbano, una región históricamente conflictiva debido a la presencia de Hezbollah, el grupo militante chií apoyado por Irán. A medida que las bombas impactaban objetivos estratégicos, la población civil quedó atrapada en medio de la devastación. Miles de familias, temiendo por sus vidas, comenzaron a desplazarse hacia el norte y oeste del país, buscando refugio en ciudades como Beirut y otras localidades alejadas de las zonas de combate.

El Gobierno libanés, ante la crisis humanitaria en desarrollo, ordenó la apertura de escuelas e institutos como albergues temporales para los desplazados. Sin embargo, incluso en el sur de Beirut, considerado un bastión de Hezbollah, las familias no se libraron de los ataques, ya que Israel también lanzó bombardeos de precisión en esa área. Según las autoridades libanesas, muchos de los objetivos alcanzados en la capital incluían zonas civiles, lo que agravó aún más la situación.

Escalada del conflicto entre Israel y Hezbollah

El conflicto entre Israel y Hezbollah ha ido escalando rápidamente desde la semana pasada, cuando miles de dispositivos de comunicación utilizados por la milicia chií explotaron simultáneamente en una operación que acabó con la vida de varios altos mandos de Hezbollah cerca de Beirut. Desde entonces, la tensión ha aumentado considerablemente, con ambos bandos intercambiando ataques.

Hasta ahora, Israel afirma haber bombardeado más de 800 objetivos vinculados a Hezbollah en el Líbano, concentrándose en infraestructuras militares y posiciones estratégicas. Sin embargo, los bombardeos también han alcanzado ambulancias, centros médicos y otros lugares no militares, lo que ha provocado una condena por parte de organizaciones internacionales y el Gobierno libanés. El ministro de Salud Pública del Líbano, Firas Abiad, denunció que los ataques han afectado gravemente a la infraestructura civil y han causado el desplazamiento de miles de personas.

La respuesta de Hezbollah

En represalia, Hezbollah lanzó decenas de proyectiles hacia el norte de Israel, apuntando principalmente a bases militares. Aunque no se ha informado de bajas significativas del lado israelí, la situación ha generado alarma en la comunidad internacional, que teme que el conflicto escale aún más.

Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, pidió a la población civil libanesa que abandone las zonas cercanas a las posiciones de Hezbollah, afirmando que Israel continuará con sus ataques contra los elementos de la milicia chií hasta «neutralizar cualquier amenaza». Sin embargo, muchos libaneses no tienen adónde huir, ya que los ataques se han extendido por gran parte del país, y las vías de escape están cada vez más limitadas.

Denuncias de la ONU y posibles crímenes de guerra

Ante la magnitud de los bombardeos y las víctimas civiles que han dejado, la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL) emitió un comunicado condenando las acciones israelíes. La misión advirtió que estos ataques «no solo son violaciones del derecho internacional, sino que también podrían constituir crímenes de guerra«.

El comunicado de la ONU también destacó que la escalada de violencia entre Israel y Hezbollah podría tener consecuencias devastadoras para toda la región de Medio Oriente, una zona ya de por sí afectada por numerosos conflictos. «Cualquier nueva escalada de esta peligrosa situación podría tener consecuencias de gran alcance no solo para quienes viven a ambos lados de la Línea Azul (la frontera no oficial entre Israel y Líbano), sino también para la región en su conjunto», indicó el comunicado.

La sombra de una guerra abierta

Desde el estallido del conflicto hace casi un año, los enfrentamientos entre Israel y Hezbollah no han cesado, pero esta reciente serie de ataques ha avivado los temores de una guerra abierta entre ambos. La comunidad internacional, liderada por la ONU, ha instado a ambas partes a que detengan las hostilidades y retomen el diálogo diplomático para evitar que la situación se descontrole aún más. Sin embargo, las perspectivas de una resolución pacífica parecen lejanas mientras continúan los ataques y las represalias.

Miles de civiles en riesgo

Mientras tanto, los civiles en el Líbano se enfrentan a una crisis humanitaria creciente. Con hospitales colapsados, infraestructuras destruidas y miles de personas desplazadas, la población libanesa vive en medio de la incertidumbre y el miedo. Las agencias internacionales de ayuda humanitaria están trabajando contrarreloj para asistir a los afectados, pero los bombardeos constantes dificultan las labores de socorro.

El conflicto entre Israel y Hezbollah, que ha perdurado por más de tres décadas, sigue siendo uno de los más complicados de resolver en el panorama geopolítico mundial. Las raíces profundas de este enfrentamiento, que incluyen cuestiones territoriales, religiosas y políticas, hacen que cualquier intento de paz enfrente grandes desafíos.

Mientras tanto, el mundo observa con preocupación cómo se desarrolla este conflicto, que, a medida que avanza, deja más muertos, heridos y desplazados en ambos lados de la frontera.

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