Argentina: Crisis socioeconómica sin precedentes.
Pobreza, Inseguridad alimentaria y empleo precario en niveles récord.
En las últimas dos décadas, las malas decisiones de los diferentes gobiernos argentinos han llevado al país a enfrentar una crisis socioeconómica sin precedentes. No fueron las guerras, sequías ni la pandemia; Fueron elecciones erróneas que han dejado cifras demoledoras en términos de pobreza, inseguridad alimentaria y empleo precario. Alberto Fernández, al dejar su mandato, hereda una situación crítica que alcanza niveles no vistos desde la explosión del 2001.
Informe del observatorio de la deuda social Argentina de la UCA.
Un informe contundente del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó resultados socioeconómicos alarmantes. El mensaje es claro: sin un ordenamiento macroeconómico sólido y perdurable, revertir esta decadencia será una tarea monumental. Según la última medición de la UCA, la pobreza alcanzó el 44,7% en el tercer trimestre del año, una cifra similar a la de 2020 y la más alta desde 2006, cuando registró un 41,2%. Desde una perspectiva multidimensional, la universidad concluyó que el 67% de la población sufre al menos una carencia.
Causas y efectos de los problemas sociales.
El director del Observatorio, Agustín Salvia, destacó que el aumento de la pobreza no se debe al incremento de las transferencias sociales. Contrario a quienes señalan que el gasto social elevado ha contribuido al aumento de la pobreza y el empleo informal, Salvia afirmó que el costo económico de los programas sociales sigue siendo bajo en términos del Producto Interno Bruto (PBI). Además, argumentó que, aunque estos programas permiten la subsistencia de sectores excluidos, también contribuyen a una cultura de informalidad. La falta de empleos formales y demanda agregada de empleo ha llevado a mantener la subsistencia de estos sectores, pero también ha resultado en una dependencia del clientelismo político.
Quietud social y legitimidad política.
Salvia señaló que el mundo de la informalidad ha mantenido cierta paz social pero ha generado una dependencia en términos de clientelismo político. Sin embargo, ahora se observa un silencio en este vínculo ya que el Estado no puede resolver la subsistencia de estos sectores. Este quiebre social también afecta la legitimidad política de los gobiernos, especialmente los de orientación kirchnerista o populista, que han dependido de políticas distributivas. La incapacidad de resolver la subsistencia de los sectores marginados crea tensiones y desafíos significativos para los líderes políticos.