Villa Epecuén: La Ciudad Fantasma Emergente de las Aguas Saladas.
Un paraíso turístico en las décadas de 1920.
Villa Epecuén, ubicada en Carhué, Argentina, fue en su momento un refugio turístico encantador, especialmente en la década de 1920. Con su lago salado y aguas terapéuticas, atraía hasta 5.000 visitantes a la vez, ofreciéndoles lujo y relajación después de disfrutar de las propiedades curativas del Lago Epecuén.
La trágica transformación de un patrimonio turístico.
En 1985, un patrón climático inusual desencadenó un seiche en el lago, rompiendo una presa y sumergiendo gradualmente la aldea bajo más de 30 pies de aguas saladas. Este fenómeno marcó el inicio de la tragedia que transformó la próspera ciudad en una suerte de Atlántida moderna.
El resurgimiento y la espeluznante ciudad fantasma.
Después de décadas sumergida, en 2009, condiciones climáticas más secas permitieron que las aguas retrocedieran, revelando los restos de Villa Epecuén. Sin embargo, la devastación total llevó a que la aldea fuera declarada zona de desastre, sin incentivos para su reconstrucción. Lo que emerge ahora es una ciudad fantasma con árboles muertos, edificios decrépitos y un paisaje descolorido, testigo del poder destructivo de las aguas que una vez fueron consideradas curativas.
Un Legado Desolador de Aguas Saladas.
Con 280 negocios e innumerables viviendas desaparecidas bajo las aguas saladas, Villa Epecuén se erige como un testamento desolador de la naturaleza impredecible y las consecuencias de un fenómeno climático extraordinario. La ciudad resurge, no como un destino turístico, sino como un recordatorio de su pasado glorioso y la fragilidad de las maravillas construidas por el hombre ante la fuerza implacable de la naturaleza.