Un tesoro arqueológico bajo las olas.

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En su apogeo, Baia era conocida como la Las Vegas hedonista de la antigua Roma, una ciudad turística que satisfacía los caprichos recreativos de la élite romana. Ubicada sobre respiraderos volcánicos naturales, la ciudad ofrecía aguas termales curativas y medicinales, convirtiéndola en un lugar de lujo y descanso para figuras poderosas como Nerón, Cicerón y César, quienes construyeron villas permanentes en la zona.

Sin embargo, los buenos tiempos llegaron a su fin cuando Baia fue saqueada por un ejército musulmán en el siglo VIII. Abandonada en el año 1500, la antigua ciudad fue gradualmente sumergida bajo las aguas de la bahía debido a los mismos respiraderos volcánicos que una vez atrajeron la región. Los restos de la ciudad, incluyendo estructuras colapsadas y estatuas sorprendentemente bien conservadas, se encuentran ahora bajo las aguas poco profundas de la bahía.

Hoy en día, Baia ofrece a los visitantes la oportunidad única de explorar uno de los pocos parques arqueológicos submarinos del mundo. Embarcaciones con fondo de vidrio permiten a los visitantes ver las ruinas desde la superficie, mientras que aquellos más aventureros pueden hacer snorkel o bucear para sumergirse entre las antiguas maravillas. Aunque la ciudad ya no es un centro turístico, sus aguas continúan guardando secretos arqueológicos fascinantes y ofrecen una ventana sumergida al pasado esplendoroso de Baia.

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