Un Paisaje Lunar en Al Farafrah, Egipto.

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A unas pocas horas de la bulliciosa metrópolis de El Cairo, se encuentra un asombroso paisaje lunar en el desierto egipcio conocido como el Desierto Blanco. Este lugar presenta formaciones rocosas de calcio únicas que han sido esculpidas a lo largo de siglos debido a la erosión y tormentas de arena.

Las peculiares formaciones rocosas se elevan en el paisaje como grandes estatuas abstractas, algunas de las cuales han recibido nombres creativos, como «hongo», «cono de helado», «el Monolito» e «Inselberg». Sin embargo, una de las más reconocibles es el conjunto llamado «pollo y árbol», también conocido como «pollo y champiñones» o incluso «pollo y bomba atómica». Este conjunto particular refleja la imaginación y la creatividad desencadenadas por las formas caprichosas de las rocas.

El Desierto Blanco ofrece una experiencia única para aquellos que deciden explorarlo. Muchos optan por pasar una noche acampando en el desierto acompañados por guías beduinos. Durante la tarde, pueden observar cómo las formaciones rocosas cambian de apariencia bajo la luz del sol, y al atardecer, el paisaje de calcio refleja los tonos cálidos del cielo.

La experiencia se vuelve aún más espectacular durante las noches despejadas, cuando la luna llena ilumina el desierto con un brillo fantasmal e iridiscente. Esta visión única y surrealista hace que pasar una noche bajo las estrellas en el Desierto Blanco sea inolvidable para aquellos afortunados que tienen la oportunidad de presenciarlo.

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