Tucumán prohíbe las fiestas electrónicas

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El gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, ha tomado una decisión controversial al prohibir las fiestas electrónicas en la provincia, argumentando que estos eventos fomentan la venta de drogas y representan un peligro para los jóvenes. Jaldo explicó su postura durante una conferencia de prensa, donde señaló que la medida responde a la necesidad de proteger la salud y la vida de los asistentes, tras varios incidentes en otras partes del país y la propia provincia relacionados con el consumo de sustancias ilícitas en estos eventos.

El mandatario expresó que, si bien las fiestas electrónicas son una fuente de ingresos para algunos, los riesgos que representan para la mayoría son inaceptables. “En esas fiestas electrónicas mayoritariamente se vende droga, y hemos tenido fallecidos en todo el país y en Tucumán”, afirmó Jaldo. Añadió que la prohibición se mantendrá vigente hasta que se puedan garantizar condiciones de seguridad óptimas para los asistentes. Solo entonces, mencionó, se considerará la posibilidad de volver a autorizar este tipo de eventos.

Jaldo también dirigió duras críticas a los organizadores de fiestas electrónicas, acusándolos de anteponer sus intereses económicos al bienestar de los jóvenes tucumanos. “No vamos a exponer a los jóvenes al consumo de droga por el interés de tres o cuatro personas que quieren hacer dinero”, manifestó el gobernador, reafirmando que no cederá ante presiones externas que busquen revertir la medida.

Respuesta de los organizadores

La decisión de Jaldo no pasó desapercibida, y los organizadores de eventos de música electrónica en la provincia no tardaron en expresar su disconformidad. Eduardo Mesón, dueño de un club nocturno, criticó la prohibición, señalando que el gobierno ha optado por una solución extrema en lugar de buscar alternativas que permitan regular la situación de manera más efectiva. “Nos llama profundamente la atención que la prohibición sea el único camino que encuentra el Gobierno ante esta preocupación”, declaró Mesón en diálogo con el medio Contexto.

Mesón también apuntó que la responsabilidad de controlar la presencia de drogas recae en las políticas públicas, no en los organizadores de eventos. En su opinión, prohibir las fiestas electrónicas solo fomentará la clandestinidad, lo que podría agravar la situación en lugar de mejorarla. “Para mejorar la seguridad hay que trabajar coordinados, no prohibir”, concluyó Mesón, haciendo un llamado a las autoridades para colaborar en la producción de eventos de forma segura y regulada.

La prohibición de las fiestas electrónicas en Tucumán genera preocupación entre los aficionados a este tipo de eventos, quienes ven en estas fiestas no solo un espacio de entretenimiento, sino también de expresión cultural y artística. En el contexto de la creciente popularidad de la música electrónica en Argentina, decisiones como la de Tucumán podrían tener un impacto negativo en la escena local, especialmente si otros gobiernos provinciales adoptan medidas similares.

Este conflicto entre las autoridades y los organizadores pone de manifiesto la complejidad de gestionar grandes eventos en los que la seguridad pública y el consumo de drogas son temas de preocupación. La prohibición en Tucumán plantea la pregunta de si este tipo de medidas pueden ser efectivas a largo plazo o si es necesario un enfoque más colaborativo y preventivo para abordar los problemas asociados a las fiestas electrónicas.

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