Tregua de 60 días entre Hezbollah e Israel: ¿Un respiro o preludio de un conflicto mayor?
La reciente tregua de 60 días entre Hezbollah e Israel ha generado reacciones encontradas en Medio Oriente y el mundo. Aunque la pausa en los enfrentamientos permite que miles de civiles regresen a sus hogares en el sur del Líbano e Israel, las tensiones subyacentes y la influencia de Irán como potencia clave en la región plantean un futuro incierto.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó el alto el fuego como una estrategia necesaria, aunque dejó entrever que el conflicto con Hezbollah e Irán está lejos de terminar. Desde el lado libanés, la retirada israelí ha sido seguida por el despliegue del ejército nacional en las posiciones que antes ocupaba Hezbollah. Sin embargo, surgen dudas sobre la capacidad del ejército libanés para contener a la poderosa organización respaldada por Irán, que opera como partido político y ejército paralelo en el Líbano.
Irán, pieza central en este tablero, ha mostrado cautela. Aunque apoya el acuerdo, lo hace bajo la premisa de que Hezbollah lo acepte. Mientras tanto, expertos internacionales señalan que tanto Israel como Hezbollah utilizarán esta tregua para reforzar sus capacidades militares, con el temor latente de que un ataque directo a las instalaciones nucleares iraníes desate una guerra total.
El contexto global añade más incertidumbre. La inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos podría ser decisiva, dado su respaldo histórico a las políticas israelíes. Sus declaraciones pasadas sugieren un enfoque más agresivo hacia Irán, lo que podría escalar el conflicto en la región.
Mientras las decisiones geopolíticas se reconfiguran, miles de civiles en la frontera norte de Israel y el sur del Líbano enfrentan un futuro incierto, con la esperanza de que esta tregua no sea solo un respiro antes de nuevas hostilidades.
