Tensión en las relaciones entre Rusia y los países bálticos.

Las relaciones entre Rusia y los países bálticos alcanzan un nuevo punto crítico con acusación y advertencias de ambas partes. Rusia ha responsabilizado a los países bálticos, específicamente a Vilna, Riga y Tallin (capitales de Lituania, Letonia y Estonia, respectivamente), por la ruptura de los lazos interestatales, interdepartamentales, regionales y sectoriales.

María Zakharova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, ha declarado que la «línea abiertamente hostil» de los países bálticos ha llevado a la interrupción de la mayoría de los vínculos con Rusia. Estas acusaciones surgen en medios de tensiones crecientes, incluyendo señalamientos de interferencia en el espacio aéreo y actividades de espionaje por parte de los países bálticos, a los que Rusia ha respondido con la amenaza de «medidas asimétricas».

Las asimétricas mencionadas por Zakharova se centran principalmente en las esferas económicas y de tránsito, aunque no se especifican detalles sobre las acciones concretas que Rusia podría tomar en respuesta a las acciones de los países bálticos.

Este aumento de tensiones se produce en un contexto internacional de acusación cruzada entre Rusia y la OTAN. Rusia ha acusado a la OTAN de desinformación y de participación en ataques híbridos contra sus estados miembros, mientras que la OTAN ha expresado preocupación por las actividades de Rusia y se está preparando para un «conflicto potencial».

La escalada retórica y las acciones hostiles de ambas partes aumentan la incertidumbre en la región, alimentando el temor a un posible conflicto.