Sorpresa en la inflación de junio: Se prevén niveles similares a mayo.

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En una inesperada vuelta de los acontecimientos, las estimaciones privadas sugieren que la inflación de junio podría ubicarse en niveles similares a los de mayo, pese al reciente aumento de tarifas de servicios públicos. Este desarrollo se produce en medio de una situación económica caracterizada por la desaceleración en el crecimiento de precios de alimentos y bebidas, la recesión y la caída del consumo, factores que han contribuido a mitigar el impacto inflacionario esperado.

El equipo económico del gobierno implementó una pausa en el aumento de tarifas en mayo, lo que parece haber tenido efectos positivos también en junio. Según las mediciones privadas, la categoría de alimentos y bebidas, la más sensible y de mayor ponderación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), registró una variación significativamente menor. En particular, la suba promedio se situó alrededor del 1.5%, con algunos relevamientos mostrando incluso una leve deflación de 0.1%.

Estas cifras son especialmente destacables, dado que contrarrestan las expectativas de que el aumento del dólar libre y financiero se trasladaría a los precios. La recesión y la caída del consumo han sido factores clave en este freno, reduciendo el efecto cobertura en los precios.

Las proyecciones de varias consultoras, aunque no son predictoras exactas de los datos oficiales del INDEC, indican una clara tendencia a la baja en la inflación de alimentos. Por ejemplo, C&T Asociados y Econométrica proyectan que la inflación de junio se ubicará entre 4.1% y 4.2%, muy cerca del 4.1% registrado en mayo. Estas estimaciones sugieren que el impacto de los aumentos de tarifas, que entraron en vigor este mes, será absorbido en gran medida por la desaceleración en otras áreas.

La estrategia de detener temporalmente los aumentos de tarifas ha demostrado ser eficaz para romper la inercia inflacionaria, donde los precios suben en cadena. Los incrementos en servicios públicos aportan entre 1 y 1.5 puntos porcentuales al índice, una incidencia menor en comparación con los primeros ajustes de tarifas en febrero y abril.

El efecto del aumento de tarifas se ha visto atenuado por la menor suba en segmentos de menor consumo. Además, en el sector de salud, la devolución por parte de las prepagas de lo cobrado por encima de la inflación en los primeros meses del año ha neutralizado los aumentos aplicados, contribuyendo a la estabilización de los precios.

En contraste, el fin de semana extralargo pudo haber aumentado los precios relacionados con el turismo, aunque este impacto es temporal y limitado. En los supermercados, los precios se han mantenido tranquilos, con una variación negativa en la última semana de junio, según Econviews.

Para julio, se anticipa una repetición de la fórmula utilizada en junio: frenar el aumento de servicios públicos para aliviar la presión inflacionaria y el bolsillo de los consumidores, especialmente durante los meses de mayor consumo energético. La reducción del Impuesto PAIS, anunciada por el presidente Javier Milei para agosto, también promete reducir otro motor inflacionario, acercándose al objetivo gubernamental de una inflación mensual entre 2% y 3%.

Sin embargo, las expectativas del mercado son más cautelosas. El Relevamiento de Expectativas (REM) del Banco Central sugiere que la inflación mensual se mantendrá alrededor del 5% en los próximos meses, antes de volver a los niveles de mayo hacia finales de año.

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