septiembre 28, 2024

Hassan Nasrallah, el influyente líder de Hezbollah, ha sido asesinado este viernes 27 de septiembre de 2024 en un bombardeo israelí sobre Beirut, marcando un punto de inflexión en la historia reciente de la región. Con 62 años, Nasrallah fue el rostro visible y máximo líder de la organización chií libanesa durante más de tres décadas, guiando a Hezbollah a través de conflictos armados, tensiones políticas, y alianzas estratégicas en el convulso escenario del Medio Oriente.

Nasrallah nació en 1960 en el Líbano y, desde su adolescencia, su vida estuvo profundamente vinculada a las milicias chiíes. A los 15 años, se unió a la milicia Amal, una facción chií que más tarde daría origen a Hezbollah. Su formación lo llevó a Irak, donde estudió teología islámica, y en 1982, en respuesta a la invasión israelí del Líbano, Nasrallah fue uno de los fundadores de Hezbollah, una organización con un claro objetivo: la destrucción de Israel.

Hezbollah, también conocido como el «Partido de Dios», surgió como una fuerza paramilitar chií con fuertes vínculos ideológicos y militares con Irán. Desde sus primeros años, la organización ganó notoriedad internacional debido a sus atentados terroristas, siendo el más significativo el ataque de 1983 en Beirut, que resultó en la muerte de 241 marines estadounidenses y 58 paracaidistas franceses. Bajo el liderazgo de Nasrallah, Hezbollah se consolidó como una organización político-militar capaz de desafiar la presencia israelí en el sur del Líbano y en la región en general.

Nasrallah ascendió al liderazgo de Hezbollah en febrero de 1992, después del asesinato de su predecesor, Abbas Moussavi, en un ataque aéreo israelí. Durante su mandato, Nasrallah amplió tanto el poder militar como político de Hezbollah, que no solo mantuvo una presencia significativa en el sur del Líbano, sino que también se integró en la política nacional libanesa. Hezbollah ha tenido representación en el Parlamento libanés desde los años 90, y en las elecciones de 2022 consiguió 13 de los 128 escaños del legislativo.

A lo largo de su liderazgo, Nasrallah fue una figura central en la resistencia armada contra Israel, especialmente durante la guerra del Líbano en 2006, que estalló tras el secuestro de dos soldados israelíes por parte de Hezbollah. Este conflicto resultó en una intensa ofensiva israelí sobre el Líbano que duró más de un mes, y Nasrallah, a pesar de sobrevivir a varios intentos de asesinato, emergió como un héroe para muchos de sus seguidores. Bajo su mando, Hezbollah también participó en las guerras civiles en Siria e Irak, brindando apoyo militar a los regímenes aliados, como el de Bashar al-Ásad en Siria, consolidando aún más su influencia en la región.

Nasrallah fue un enemigo acérrimo de Israel y, durante años, su retórica y acciones reafirmaron el compromiso de Hezbollah con la «resistencia» contra el Estado judío. A pesar de algunos acuerdos de intercambio de prisioneros con Israel, en 2004 y 2008, el conflicto entre ambas partes nunca cesó del todo. En los últimos años, Hezbollah también fue implicado en varios atentados internacionales, incluido el ataque contra la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y el atentado contra la AMIA en 1994, donde murieron 85 personas. La justicia argentina determinó en abril de 2024 que Hezbollah fue el responsable de estos ataques, algo que Nasrallah y su organización siempre negaron.

El reciente ataque que resultó en su muerte ocurrió en el marco de un incremento significativo de la violencia en la región. Desde el 7 de octubre de 2023, cuando estalló una nueva guerra entre Hamás e Israel, Hezbollah ha lanzado ataques desde el Líbano en apoyo a Hamás, intensificando las tensiones en la frontera entre Israel y el Líbano. La intervención de Hezbollah en el conflicto, a través del lanzamiento de cohetes y misiles antitanques, escaló la situación, llevando a Israel a una serie de ataques de represalia que culminaron en la muerte de Nasrallah.

El fallecimiento de Nasrallah deja a Hezbollah en un momento de gran incertidumbre. Su liderazgo carismático y su habilidad para manejar tanto el ala militar como la política de la organización hicieron de él una figura clave en la estabilidad de Hezbollah. Aunque la organización ha sobrevivido a la muerte de líderes anteriores, la desaparición de Nasrallah plantea interrogantes sobre el futuro de Hezbollah y su relación con Irán, Siria y otros actores en el escenario geopolítico del Medio Oriente.

A nivel político, la muerte de Nasrallah también llega en un momento en que Hezbollah había perdido influencia en el Parlamento libanés tras las elecciones de 2022, cuando su bloque no logró la mayoría. No obstante, la organización ha mantenido una fuerte presencia en la vida política libanesa y sigue siendo un actor clave en las dinámicas de poder del país.

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