Ola de calor histórica en México.

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México atraviesa una ola de calor sin precedentes, registrando temperaturas récord en varias regiones del país. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó que la Ciudad de México alcanzó una temperatura máxima de 34.4 grados Celsius el 24 de mayo de 2024, superando los registros anteriores del 15 de abril y el 9 de mayo.

Esta ola de calor ha generado una serie de alertas debido a los riesgos asociados con las altas temperaturas. En 26 de los 32 estados de México, se han registrado temperaturas que alcanzan o superan los 40 grados Celsius. El SMN advirtió sobre el peligro de estas condiciones extremas para la salud pública, instando a la población a tomar precauciones.

Las altas temperaturas han provocado varios decesos y cientos de casos de enfermedades relacionadas con el calor. Las autoridades han reforzado las medidas de prevención, aconsejando a las personas que eviten la exposición al sol, se mantengan hidratadas y busquen refugio en lugares frescos.

Además de los efectos en la salud humana, la ola de calor también ha exacerbado problemas ambientales. La calidad del aire en la Ciudad de México ha empeorado, con altos niveles de ozono y otros contaminantes que agravan las condiciones respiratorias de los habitantes. Las sequías prolongadas han aumentado el riesgo de incendios forestales, poniendo en peligro vastas áreas naturales y la biodiversidad local.

El gobierno mexicano ha desplegado una serie de medidas para mitigar los efectos de la ola de calor. Se han establecido centros de refugio temporales con aire acondicionado en las zonas más afectadas. Las campañas de sensibilización están en marcha para educar a la población sobre cómo protegerse del calor extremo.

Las autoridades de salud pública están en alerta máxima, monitoreando constantemente las condiciones meteorológicas y emitiendo recomendaciones en tiempo real. Además, se están tomando medidas para garantizar el suministro adecuado de agua potable, especialmente en las áreas más vulnerables.

El SMN ha pronosticado que esta ola de calor podría ser la tercera de cinco esperadas entre marzo y julio. Con el verano acercándose, las temperaturas extremas podrían persistir o incluso aumentar, lo que plantea desafíos continuos para la gestión de los riesgos asociados.

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