septiembre 29, 2024

Nueve muertos y 20 heridos tras ataque con drones rusos en hospital ucraniano

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El conflicto entre Rusia y Ucrania continúa dejando un saldo devastador para la población civil. Este sábado, un ataque ruso con drones en la ciudad ucraniana de Sumy, ubicada en el noreste del país y a solo 20 millas de la frontera con Rusia, cobró la vida de al menos nueve personas y dejó a otras 20 heridas. Los ataques, dirigidos específicamente contra un hospital, han generado indignación a nivel internacional y resaltan una vez más la gravedad de los crímenes de guerra en este conflicto.

Un hospital bajo ataque

Según las autoridades ucranianas, los ataques ocurrieron en dos momentos distintos, lo que complicó aún más las labores de evacuación y rescate. El primer ataque con drones afectó los techos de varios pisos del hospital, causando la muerte de una persona. Apenas unos minutos después, cuando los servicios de emergencia intentaban evacuar a los pacientes y al personal del centro médico, un segundo ataque golpeó nuevamente el edificio, provocando más muertes y destruyendo gran parte de la infraestructura hospitalaria.

Ihor Klymenko, ministro del Interior de Ucrania, describió la situación como desoladora. «El primer ataque mató a una persona y dañó considerablemente el hospital. Sin embargo, fue el segundo ataque el que dejó el mayor número de víctimas, atrapando a las personas que estaban intentando salvarse». Entre los fallecidos se cuenta un policía que estaba colaborando en las labores de evacuación.

Rescate y evacuación: una carrera contra el tiempo

Los servicios de emergencia estatales de Ucrania informaron que, pese a las circunstancias extremadamente peligrosas, lograron evacuar a 122 personas del edificio. Sin embargo, la destrucción fue masiva. Varios pisos quedaron reducidos a escombros y un incendio se desató en parte del hospital, lo que complicó aún más las tareas de rescate.

Los ataques con drones, que han sido cada vez más frecuentes en la región de Sumy en las últimas semanas, forman parte de una estrategia rusa destinada a desestabilizar la infraestructura civil ucraniana y generar caos entre la población. Estos eventos no solo dejan víctimas fatales, sino que también provocan el desplazamiento forzado de decenas de familias que ven sus hogares y lugares de trabajo destruidos.

Un patrón de ataques contra objetivos civiles

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, expresó su indignación tras los ataques. «Todos los que observan esta guerra deberían prestar atención a los lugares donde Rusia está atacando. Están atacando hospitales, lugares civiles, vidas humanas. Esto no es una guerra convencional, es un ataque deliberado contra nuestra población más vulnerable», afirmó Zelensky en un comunicado oficial.

El mandatario ucraniano también hizo un llamado a la comunidad internacional para que actúe con mayor firmeza frente a las acciones de Rusia. «Solo la fuerza puede obligar a Rusia a la paz. La paz a través de la fuerza es el único camino correcto», subrayó.

Los ataques rusos a objetivos civiles no son una novedad en el conflicto. A lo largo de los últimos meses, la estrategia militar de Moscú ha incluido el uso de drones y bombas guiadas contra infraestructuras clave como hospitales, escuelas y plantas eléctricas, con el objetivo de quebrantar la moral ucraniana. Sin embargo, estos ataques han tenido el efecto contrario, generando una mayor resistencia y solidaridad entre la población afectada.

Una escalada de la violencia en Sumy

La región de Sumy ha sido escenario de una creciente violencia en las últimas semanas. Los ataques con drones y bombas guiadas han aumentado considerablemente desde que Ucrania llevó a cabo una incursión sorpresa en la región fronteriza rusa de Kursk, donde las fuerzas de Kiev lograron recuperar docenas de asentamientos estratégicos. Esta ofensiva ha desatado una respuesta agresiva por parte de Rusia, que ha intensificado sus ataques en las áreas cercanas a la frontera.

La incursión ucraniana en Kursk fue vista como un intento por debilitar las posiciones rusas en el este de Ucrania, donde Moscú ha concentrado gran parte de su esfuerzo militar. No obstante, la contraofensiva rusa ha afectado de manera desproporcionada a la población civil, con ataques como el del hospital en Sumy, que han dejado un saldo trágico y han generado una ola de desplazamientos.

El impacto diplomático de los ataques

El ataque de este sábado se produjo apenas un día después de que el presidente Zelensky se reuniera en Nueva York con el expresidente estadounidense Donald Trump. La reunión, que fue vista como un intento de Zelensky por asegurar el apoyo de las figuras políticas más influyentes de Estados Unidos, se produjo en un contexto tenso, ya que Trump había criticado anteriormente al mandatario ucraniano por no llegar a un acuerdo con Rusia.

A pesar de las críticas, la reunión fue un gesto importante en la agenda diplomática de Zelensky, quien también se reunió con el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris en Washington. Durante esta reunión, Zelensky presentó su «plan de victoria», un proyecto con el que espera obtener el apoyo internacional necesario para forzar a Rusia a negociar el fin de la guerra.

Como parte de este esfuerzo, el presidente Biden anunció un nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania, valorado en más de 8 mil millones de dólares. Esta ayuda incluye el envío de más drones y sistemas de defensa antiaérea, en un intento por proteger a la población ucraniana de los constantes ataques rusos.

La urgencia de una solución al conflicto

La situación en Ucrania es cada vez más crítica. Los continuos ataques a infraestructura civil, como el hospital de Sumy, no solo están causando un número creciente de víctimas mortales, sino que también están desgastando la capacidad del país para ofrecer servicios básicos a su población.

Zelensky ha reiterado en numerosas ocasiones que la única manera de detener a Rusia es con una respuesta internacional contundente. Sin embargo, mientras el conflicto se prolonga, la comunidad internacional se enfrenta al desafío de equilibrar la ayuda militar y humanitaria con los esfuerzos diplomáticos para lograr un cese de hostilidades.

En este contexto, los ataques del sábado subrayan la urgencia de encontrar una solución a la guerra. Mientras Rusia continúa con su estrategia de ataques aéreos y bombardeos contra objetivos civiles, la población ucraniana sigue siendo la más afectada por un conflicto que, hasta ahora, no muestra signos de desaceleración.

La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos y la Unión Europea, deberá intensificar sus esfuerzos para presionar a Rusia a poner fin a esta guerra, que ha dejado miles de muertos y desplazados, y ha llevado a Ucrania a una situación de crisis humanitaria sin precedentes.

Los eventos en Sumy son solo un capítulo más en una guerra que parece no tener fin, pero también son un recordatorio de la resiliencia del pueblo ucraniano, que continúa luchando por su supervivencia frente a una agresión implacable.

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