Murió el ultimo habitante de Villa Epecuén.

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En un triste día para la comunidad de Adolfo Alsina, se confirmó la caída de Pablo Novak, el último habitante de Villa Epecuén, el emblemático pueblo balneario que quedó sumergido bajo siete metros de agua tras una devastadora inundación en 1985 y nunca pudo ser reconstruido. Novak, de 93 años, dedicó su vida a preservar las ruinas de este lugar que alguna vez fue un prestigioso balneario.

Con Luisito comunica en uno de sus documentales

El intendente de Adolfo Alsina, Javier Andrés, anunció la noticia a través de las redes sociales expresando su tristeza: «Hoy es un día para decir adiós, aunque no sé si a las leyendas se las despide. Don Pablo Novak, así: sonriente, entusiasta, siempre dispuesto a largas charlas y relatos de anécdotas quiero recordarte».

Pablo Novak, conocido cariñosamente como «Don Pablo», desempeñaba un papel fundamental como custodio de las ruinas de Villa Epecuén. En 2020, el municipio le otorgó el título de Embajador Cultural y Turístico del distrito, reconociendo su dedicación a la preservación de la memoria de la ciudad.

«Andando en bicicleta por Epecuén, leyendo el diario en una esquina de las ruinas, compartiendo como guía tus experiencias con los turistas y los periodistas de todos lados que preguntaban por El Último Habitante de Epecuén. Así todos vamos a recordarte. Hoy es un día para decir ¡Gracias Don Pablo! Descansa, que nosotros cuidaremos tu legado, aunque nunca será lo mismo”, expresó el intendente Andrés en su mensaje de despedida.

Villa Epecuén, fundada en 1921, solía atraer a 25 mil turistas en la década del 70, con 6 mil plazas hoteleras y 250 establecimientos comerciales. Conocida por sus aguas hipersalinas y tranquilidad, la ciudad quedó sumergida en 1985 debido a una inundación causada por la ruptura de un muro de contención. Aunque no hubo víctimas mortales, los habitantes perdieron todo. Hasta 1993, la ciudad permaneció sumergida, y las ruinas se han convertido en un destino turístico conmovedor desde entonces.

Con la partida de Pablo Novak, la comunidad pierde a un hombre que se convirtió en una parte integral de la identidad de Villa Epecuén, dejando un legado imborrable.

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