Modificaciones en la temperatura del océano atlántico.
Un reciente estudio advierte sobre el riesgo inminente de un colapso en la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC), vital para regular las temperaturas en el noroeste de Europa. El cambio climático, impulsado por el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, amenaza con desencadenar efectos climáticos graves mucho antes de lo anticipado.
Circulación de vuelco Meridional del Atlántico (AMOC).
La AMOC, una corriente esencial que transporta agua cálida hacia el norte y aguas más frías hacia el sur en el Océano Atlántico, juega un papel crucial en equilibrar las temperaturas, especialmente en el noroeste de Europa. Sin embargo, científicos alertan que el cambio climático está poniendo en peligro su estabilidad.
El derretimiento acelerado de la capa de hielo de Groenlandia está inyectando grandes cantidades de agua dulce en el Atlántico Norte. Esta acumulación de agua dulce obstaculiza y ralentiza la AMOC, amenazando con su colapso mucho antes de lo esperado.
Consecuencias globales del colapso.
El potencial colapso de la AMOC, desencadenado por la entrada masiva de agua dulce, tendría repercusiones a nivel mundial. Aunque Europa sería el epicentro del impacto, con posibles descensos de hasta 20 grados en las temperaturas generales, se esperan cambios significativos en todo el planeta. Regiones de Norteamérica y Asia también experimentarían descensos térmicos, y se anticipan alteraciones sustanciales en los patrones de lluvia, incluyendo la posible inversión de estaciones secas y lluviosas.
Factores Determinantes y Urgencia de Acción: Los investigadores resaltan que la velocidad de cambio climático y la persistencia del derretimiento de la masa de hielo son cruciales para determinar el potencial colapso de la AMOC. La urgencia de abordar estas amenazas es evidente, ya que la estabilidad climática mundial está en juego.
Este hallazgo subraya la necesidad apremiante de medidas efectivas para frenar el cambio climático y preservar la estabilidad de las corrientes oceánicas, salvaguardando así el equilibrio climático global