Con una voz que abarcaba cuatro octavas, Lou Rawls fue un pionero en la música, conocido por su cálida y seductora voz de barítono. Nació el 1 de diciembre de 1933 en Chicago, Illinois, y su carrera musical abarcó más de 40 años, explorando géneros como soul, R&B, blues y jazz. Además de su éxito como cantante, Rawls también destacó como actor de carácter en el mundo del cine.

Rawls comenzó su viaje musical en el coro de una iglesia a los siete años y, después de servir en el Ejército de los Estados Unidos, regresó al mundo de la música. Su vida dio un giro dramático en 1966 cuando un accidente automovilístico casi termina con su vida. A través de la recuperación, Rawls encontró una nueva perspectiva en la vida y decidió embarcarse en una carrera en solitario.

En 1966, alcanzó el reconocimiento mundial con el sencillo «Love Is A Hurtin Thing», extraído de su álbum «Alma». Este éxito le otorgó su primer disco de oro. Rawls continuó cosechando éxitos en la década de 1970, ganando su primer Grammy por la canción «Dead End Street» en 1967.

Rawls demostró su versatilidad al cambiar de sellos discográficos y colaborar con productores destacados como Kenny Gamble y Leon Huff en Philadelphia International. Su éxito continuó con éxitos como «Nunca encontrarás otro amor como el mío», que vendió más de un millón de copias.

A lo largo de los años, Rawls no solo fue aclamado por su talento musical, sino también por su generosidad. Se convirtió en portavoz de Anheuser Busch y patrocinó eventos benéficos, recaudando más de $200 millones para escuelas afroamericanas a través del United Negro College Fund (UNCF).

Además de su carrera musical, Rawls incursionó en el mundo del cine y la televisión, dejando su huella en series como «Fantasy Island» y «Baywatch», así como en películas notables como «Gone from Las Vegas» y «The Blues Brothers: el mito continúa».

Rawls vivió una vida personal igualmente fascinante, con matrimonios, divorcios y nuevas uniones. Su última etapa musical incluyó álbumes notables como «It’s Suppose Fun» y «Potraits Of The Blues». En 2006, Lou Rawls falleció a la edad de 72 años en Los Ángeles, dejando tras de sí un legado musical invaluable.

Su impacto va más allá de la música, ya que Rawls comprendió el poder de la celebridad para el bien, contribuyendo significativamente a causas benéficas. En su funeral, leyendas como Stevie Wonder y Joan Baez le rindieron homenaje, grabando a un artista que no solo cantó canciones hermosas, sino que también dejó una marca imborrable en el corazón de sus admiradores.

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