Leonardo Bertulazzi: La captura en Buenos Aires del exintegrante de las Brigadas Rojas de Italia
El 2024 fue testigo de un evento que resonó en los titulares internacionales cuando Leonardo Bertulazzi, un exintegrante de las temidas Brigadas Rojas de Italia, fue detenido en Buenos Aires. Esta captura marca un capítulo crucial en la historia de uno de los grupos terroristas más notorios de Europa, y reaviva recuerdos de una época violenta en Italia conocida como los «Años de Plomo».
Para entender la importancia de la detención de Bertulazzi, es necesario remontarse a los años 70 y 80 en Italia, una época caracterizada por la violencia política y el terrorismo. Las Brigadas Rojas, fundadas en 1970, surgieron como un grupo armado de extrema izquierda, cuyo objetivo era derrocar al estado italiano y establecer un régimen comunista a través de la lucha armada.
Este grupo se hizo famoso por sus tácticas brutales, que incluían secuestros, asesinatos y atentados. Su acción más conocida fue el secuestro y asesinato en 1978 de Aldo Moro, ex primer ministro italiano y líder del partido demócrata cristiano, un crimen que conmocionó a Italia y al mundo entero.
Leonardo Bertulazzi fue uno de los tantos jóvenes italianos que, influenciado por el clima político de la época, se unió a las filas de las Brigadas Rojas. Aunque no fue una de las figuras más prominentes del grupo, su participación en varias operaciones lo convirtió en un miembro importante dentro de la organización. Se le asocia con varios actos de violencia y se le vincula con la planificación de atentados y secuestros.
En los años 80, cuando la represión estatal y las deserciones comenzaron a debilitar a las Brigadas Rojas, Bertulazzi, como muchos de sus compañeros, decidió huir de Italia para evitar ser capturado. Durante años, su paradero fue un misterio, y se creía que había logrado escapar a América Latina, una región que históricamente había servido como refugio para varios fugitivos europeos.
Durante su tiempo como fugitivo, Bertulazzi construyó una nueva vida en Buenos Aires bajo una identidad falsa. Se estableció en la capital argentina, donde aparentemente llevó una vida tranquila y alejada de los reflectores, intentando pasar desapercibido entre la población local. Según informes, Bertulazzi se involucró en actividades comerciales, manteniendo un perfil bajo y evitando cualquier tipo de atención que pudiera delatar su verdadera identidad.
La comunidad italiana en Buenos Aires es numerosa y bien integrada, lo que pudo haber facilitado su adaptación. A lo largo de los años, Bertulazzi logró evitar ser detectado, en gran parte gracias a la relativa estabilidad que había alcanzado en su nuevo entorno. Sin embargo, las autoridades italianas nunca cesaron en su búsqueda, y con el tiempo, los avances tecnológicos y la cooperación internacional comenzaron a cerrar el cerco sobre el exmiembro de las Brigadas Rojas.
La detención de Bertulazzi en Buenos Aires no fue un hecho fortuito, sino el resultado de años de trabajo por parte de las autoridades italianas y argentinas. A lo largo de las décadas, Interpol había mantenido una orden de captura internacional contra Bertulazzi, lo que significaba que, a pesar de su aparente desaparición, siempre estuvo en la mira de las fuerzas del orden.
En 2024, nuevas pistas sobre su paradero llevaron a las autoridades a reabrir la investigación sobre Bertulazzi. Utilizando técnicas modernas de vigilancia y análisis de información, los investigadores lograron rastrear sus movimientos y establecer su ubicación exacta en Buenos Aires. Se cree que Bertulazzi había comenzado a bajar la guardia en los últimos años, lo que facilitó su identificación y eventual captura.
La operación para arrestarlo fue llevada a cabo con discreción, con la colaboración de fuerzas de seguridad locales e internacionales. Bertulazzi fue detenido sin incidentes mayores, y tras su arresto, fue inmediatamente puesto bajo custodia mientras se iniciaban los procedimientos para su extradición a Italia.