La Fascinante Tradición de los Sokushinbutsu.
En las profundidades de la tradición budista japonesa y en los rincones de los templos sagrados del norte de Japón yace una práctica única y asombrosa: la automomificación, llevada a cabo por monjes conocidos como sokushinbutsu. Estos monjes, seguidores del shugendō, una antigua forma de budismo, se sometían a un proceso riguroso y extremo en busca de la iluminación espiritual y la elevación al estado de Buda. Su sacrificio y devoción son testimonios de la profundidad de la búsqueda espiritual en la cultura japonesa.
La automomificación no era un acto repentino, sino un proceso que abarcaba varios años y requería una disciplina extrema por parte de los monjes. Comenzaban con una dieta especial, compuesta únicamente de nueces y semillas, mientras participaban en una intensa actividad física para reducir su grasa corporal. Luego, durante tres años más, se alimentaban solo de corteza y raíces, preparando así sus cuerpos para el siguiente paso crucial.
El paso más impactante y peligroso del proceso implicaba beber un té venenoso elaborado con la savia del árbol urushi, que provocaba vómitos y una rápida pérdida de fluidos corporales. Además, este té eliminaba cualquier gusano que pudiera iniciar el proceso de descomposición después de la muerte del monje. Esta fase preparatoria era crucial para asegurar el éxito de la automomificación.
Finalmente, el monje se encerraba en una tumba de piedra, apenas más grande que su cuerpo, adoptando la posición de loto y sin poder moverse. Su única conexión con el mundo exterior era un tubo de aire y una campana. Cada día, tocaba la campana para indicar que aún estaba vivo. Cuando la campana dejaba de sonar, se retiraba el tubo y se sellaba la tumba.
Si bien no todos los monjes que intentaron la automomificación tuvieron éxito, aquellos que lo lograron fueron venerados como Budas. Sus cuerpos momificados se convirtieron en objetos de adoración y se exhibieron en templos sagrados, como el templo Dainichibou en el monte sagrado Yudono. La mayoría de los monjes sokushinbutsu se encuentran cerca de este templo, y se ha sugerido que un manantial local con altos niveles de arsénico pudo haber contribuido al proceso de momificación.