Japón: La transformación de un sitio poblado en un pueblo fantasma
Hace poco más de 100 años, la isla conocida como la «isla de los buques de guerra» en Nagasaki, Japón, era un lugar próspero y vibrante. Sin embargo, hoy en día, este sitio se ha transformado en un pueblo fantasma, cubierto por estructuras de hormigón que crean una atmósfera de misterio y desolación.
Hashima, también conocida como Gunkanjima, fue en algún momento el hogar de una próspera comunidad minera, acompañada ocasionalmente por pescadores locales. Sin embargo, su historia daría un giro oscuro durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la isla fue utilizada como sitio de confinamiento.
La isla, adquirida por Mitsubishi en la década de 1890 por su rica veta de carbón, experimentó un rápido desarrollo. Las duras condiciones laborales y climáticas llevaron a modificaciones en las construcciones para albergar a los trabajadores y sus familias. Sin embargo, la decadencia comenzó cuando la industria del carbón perdió relevancia, provocando el abandono gradual de la isla.
El cierre de la empresa Mitsubishi en 1974 marcó el fin de la vida en Hashima. Aunque pasaron más de 25 años para que quedara desierta por completo, para 2001 ya no quedaban habitantes en el lugar. La isla fue posteriormente cedida a las autoridades locales para su limpieza y restauración, con el objetivo de hacerla más segura.
La historia de Hashima no solo es un recordatorio de la industrialización de Japón y los desafíos humanos que enfrentó, sino que también ha inspirado una amplia variedad de obras culturales, desde documentales hasta películas y obras de arte. Este sitio desolado invita a la reflexión sobre el pasado industrial del país y las consecuencias de la transformación económica en las comunidades locales.