ISIS-K: La facción extremista detrás del atentado en Moscú.
El brutal ataque en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú ha sido atribuido a ISIS-K, la facción más radical del Estado Islámico. Este grupo terrorista, conocido por su audacia y violencia, ha llevado a cabo numerosos ataques fuera de Afganistán, donde tiene su base de operaciones, marcando su irrupción en la escena global del terrorismo.
El ataque en Moscú, en el que perdieron la vida más de 130 personas, pone de manifiesto la expansión y letalidad de ISIS-K. El grupo se ha destacado por su capacidad para perpetrar actos de violencia extrema y difundir propaganda para glorificar sus acciones.
Originado en 2015, ISIS-K surgió de terroristas disidentes que adoptaron una interpretación aún más radical del Islam. Buscan establecer un califato islámico en Asia Central y Meridional, y desprecian a los shiitas, la mayoría en Irán. Su objetivo inicial era derrocar gobiernos, castigar a los chiíes y «purificar» Afganistán.
A pesar de las disminuciones en el número de combatientes, ISIS-K ha demostrado una notable resiliencia, perpetuando ataques mediáticos y mortales, como el atentado suicida en el aeropuerto internacional de Kabul en 2021. Su relación exacta con el Estado Islámico original no está completamente establecidas, pero comparten ideologías y tácticas.
Tras la toma de poder de los talibanes en Afganistán, ISIS-K ha aumentado su perfil internacional. Los talibanes han luchado contra ellos, pero ISIS-K continúa siendo una amenaza, buscando atacar los intereses occidentales en el extranjero.
El ataque en Moscú es solo el último ejemplo de la capacidad de ISIS-K para llevar a cabo actos de violencia indiscriminada en nombre de su ideología extremista. A medida que la comunidad internacional busca formas de enfrentarse a este tipo de terrorismo, es crucial comprender la amenaza que representan grupos como ISIS-K y tomar medidas firmes para combatirlos