Irán confirma la muerte del subcomandante Abbas Nilfrushan tras bombardeos israelíes en Beirut
El conflicto entre Israel y las fuerzas aliadas de Irán ha escalado nuevamente con la muerte de Abbas Nilfrushan, subcomandante de la Guardia Revolucionaria iraní, quien falleció en un ataque aéreo israelí sobre la capital libanesa, Beirut. Este incidente también resultó en la muerte del líder de Hezbolá, Hasán Nasrala, lo que podría intensificar aún más la tensión en la región.
Un golpe a la estructura militar iraní en la región
Nilfrushan ocupaba una posición estratégica dentro de la estructura militar iraní. Según informes de la agencia Mehr, era el subcomandante responsable de las operaciones de la Guardia Revolucionaria, la fuerza de élite encargada de proteger el régimen iraní y expandir su influencia en el extranjero. Algunos medios también han informado que estaba al frente de la Fuerza Quds, el brazo exterior del cuerpo militar, que juega un papel clave en las operaciones iraníes en países como Siria, Irak y Líbano.
Este ataque representa una importante pérdida para Irán, ya que Abbas Nilfrushan estaba involucrado en operaciones críticas en la región. Desde 2022, Nilfrushan había sido sancionado por Estados Unidos debido a su papel en la represión de manifestaciones en la provincia iraní de Sistán y Baluchistán, de mayoría sunita. Su muerte, junto con la de Nasrala, podría desestabilizar aún más las operaciones del ‘Eje de la Resistencia’, la alianza informal antiisraelí que incluye a Irán, Hezbolá, Hamás y los hutíes de Yemen.
El bombardeo en Beirut es parte de un ciclo de violencia que ha marcado las relaciones entre Israel y las fuerzas proiraníes en la región. En abril de este año, Israel ya había llevado a cabo un ataque sobre el consulado iraní en Damasco, Siria, que resultó en la muerte de siete miembros de la Guardia Revolucionaria, entre ellos tres generales. Estos ataques han sido vistos como parte de los esfuerzos de Israel para debilitar la influencia militar iraní en el Medio Oriente.
Tras aquel ataque en abril, Irán respondió con una ofensiva de misiles y drones contra Israel, en lo que fue una de las primeras acciones directas de Teherán contra territorio israelí. Sin embargo, pese a la magnitud de la operación, los daños causados fueron mínimos. Este último ataque sobre Beirut, que ha cobrado la vida de figuras clave como Nilfrushan y Nasrala, podría llevar a represalias más contundentes por parte de Irán y sus aliados en la región.
El gobierno iraní ha calificado el bombardeo israelí como un «crimen de guerra», acusando a Israel de utilizar armamento suministrado por Estados Unidos. Este ataque, según Irán, no solo representa una agresión contra su aliado Hezbolá, sino que también es un golpe directo a la soberanía libanesa, agravando una situación política y económica ya frágil en el país.
Por su parte, Israel ha defendido sus acciones como una medida necesaria para contrarrestar las amenazas de las milicias apoyadas por Irán que operan en el Líbano y Siria. Desde hace años, Israel ha advertido sobre la creciente influencia militar iraní en la región, especialmente a través de Hezbolá, que cuenta con un arsenal significativo de misiles apuntando hacia el territorio israelí.
La muerte de Nasrala y Nilfrushan abre la puerta a una posible escalada de violencia en todo el Medio Oriente. Hezbolá, con el apoyo de Irán, ha prometido vengar la muerte de su líder. Además, Teherán, que se ha consolidado como el principal patrocinador de grupos como Hezbolá y Hamás, podría intensificar sus ataques contra objetivos israelíes.
El futuro de la región es incierto, ya que la muerte de figuras tan influyentes dentro de la estructura militar y política de la resistencia antiisraelí podría generar un vacío de poder. Las luchas internas dentro de Hezbolá por el liderazgo y la posible intervención de Irán para mantener su control sobre la organización podrían dar lugar a una mayor inestabilidad en el Líbano.