septiembre 28, 2024

Inundaciones mortales en África dejan cadáveres de cocodrilos y serpientes Flotando entre cuerpos humanos

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Una ola de inundaciones devastadoras en África occidental y central ha dejado un saldo trágico: más de 1.000 personas muertas y cientos de miles desplazadas, con restos de cocodrilos y serpientes flotando entre los cuerpos humanos.

Las lluvias torrenciales han azotado la región este año, afectando especialmente a Chad, Nigeria, Malí y Níger. Según las Naciones Unidas, más de 4 millones de personas se han visto impactadas por estas inundaciones, lo que representa un aumento del triple respecto a 2023.

En Nigeria, al menos 230 personas han sido encontradas muertas; en Níger, 265; en Chad, 487; y en Malí, 55, que ha experimentado las inundaciones más catastróficas desde la década de 1960. Maiduguri, la capital del estado nigeriano de Borno, es una de las ciudades más golpeadas.

“Gritaban: ‘¡Salgan todos, salgan todos!’”, relató Saleh Bukar, un residente de 28 años que despertó en medio de la emergencia. Muchos ancianos y personas con discapacidades no pudieron escapar y se ahogaron en la inundación.

Aishatu Ba’agana, madre de tres hijos, tuvo que dejar atrás a su bebé cuando el agua inundó su hogar. “Le grité a mi familia que me ayudaran a sacar a mi hijo, pero no sé si pudieron hacerlo. Desde entonces no he vuelto a ver a ninguno de ellos”, confesó con desesperación.

Alrededor del 15% de Maiduguri sigue bajo el agua, y se prevén más lluvias en la zona. Las inundaciones han desplazado a al menos 600.000 personas en Borno, y se estima que al menos 100 han muerto y 58 resultaron heridas, según la ONU.

Los desastres naturales han causado la muerte del 80% de los animales del Parque Museo Estatal de Borno, mientras varios reptiles han escapado. Además, la principal prisión de la ciudad fue tan severamente dañada que cientos de reclusos lograron escapar. Las aguas derribaron muros de comisarías y varios puestos gubernamentales, arrasando infraestructuras clave, incluidos dos diques de una presa en el lago Alau.

La ruptura de la presa desató 540 mil millones de litros de agua sobre la ciudad, transformando Maiduguri en un río temporal. Más de una semana después de la tragedia, el gobernador Babagana Zulum ha solicitado ayuda internacional, afirmando que los recursos locales están al límite.

“Me ofrezco como voluntario para ayudar, pero también soy una víctima”, dijo Bukar, quien actualmente vive en una escuela local que alberga a 5.000 personas.

En Níger, más de 841.000 personas han sido afectadas, y más de 400 se encuentran desplazadas. Harira Adamou, madre de seis hijos, describió la destrucción de su hogar en Agadez: “Las habitaciones están destruidas, las paredes se han derrumbado”.

Los expertos advierten que las lluvias torrenciales y otros fenómenos meteorológicos extremos podrían convertirse en una nueva normalidad en algunas partes del continente africano. Aunque África es responsable de solo una pequeña porción de las emisiones de gases de efecto invernadero, es una de las regiones más vulnerables a estos eventos climáticos, según la Organización Meteorológica Mundial.

Se estima que el costo de adaptarse a condiciones climáticas extremas en el África subsahariana será entre 30 y 50 mil millones de dólares anuales durante la próxima década. Hasta 118 millones de africanos podrían verse afectados por fenómenos meteorológicos extremos para 2030.

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