Glifosato en la Pampa: Beneficios a corto plazo, costos a largo plazo

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El uso de glifosato en la Pampa Deprimida bonaerense para enfrentar la escasez de forraje invernal ha generado controversias debido a sus beneficios a corto plazo y los posibles costos ambientales a largo plazo. Este artículo explora el impacto del glifosato en la producción ganadera y el ecosistema.

Los productores de la Pampa Deprimida recurren al glifosato para estimular la producción de raigrás anual, un forraje esencial en invierno. Este herbicida ayuda a eliminar la competencia de otras especies de pasto, permitiendo un crecimiento más eficiente del raigrás. Sin embargo, el uso intensivo del glifosato plantea preocupaciones sobre la sostenibilidad y la salud del suelo.

El glifosato, aunque efectivo en el control de malezas, puede tener efectos devastadores en el ecosistema. Su uso excesivo puede afectar negativamente a las especies vegetales benéficas y a los microorganismos del suelo, esenciales para su salud y productividad. Esto puede llevar a la resistencia de ciertas malezas, obligando a usar dosis mayores del herbicida.

Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) destaca que el uso de glifosato reduce significativamente la diversidad de especies vegetales en los pastizales, hasta un 70%. Esta pérdida de diversidad afecta no solo a las plantas sino también a los hongos micorrícicos, los rizobios y otras bacterias fijadoras de nitrógeno, esenciales para la fertilidad del suelo.

La degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad pueden tener repercusiones severas en la sostenibilidad de la producción ganadera. Un pastizal menos diverso es más vulnerable a plagas y enfermedades, lo que puede aumentar la dependencia de productos químicos. Además, la menor diversidad puede resultar en suelos menos resilientes a condiciones climáticas extremas.

Es fundamental encontrar un equilibrio entre las necesidades de producción y la conservación ambiental. La intensificación agrícola debe gestionarse con cuidado para evitar la degradación del suelo y asegurar la sostenibilidad a largo plazo.

Magdalena Druille, junto con sus colegas Marina Omacini e Iván Insúa, trabaja en proyectos para restaurar los pastizales degradados mediante la incorporación de microorganismos benéficos y la siembra de especies vegetales deseables. Este enfoque busca recuperar la productividad de los pastizales y garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

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