Estados Unidos: Los multimillonarios detrás de las campañas de Kamala Harris y Donald Trump
La contienda por la Casa Blanca ha alcanzado una intensidad inédita, y los «megadonantes», las personas más ricas de Estados Unidos, juegan un papel crucial en esta carrera. A solo días de las elecciones del 5 de noviembre, tanto Kamala Harris como Donald Trump han recibido cuantiosas donaciones, aunque la manera en que cada uno ha asegurado sus recursos es muy diferente.
La candidata demócrata Kamala Harris ha superado ampliamente a su rival en términos de recaudación pública, acumulando 997,2 millones de dólares hasta el 16 de octubre. En esta cifra destaca el aporte de Michael Bloomberg, quien donó 43,7 millones, y las contribuciones de George y Alex Soros a través del Fondo para la Reforma Política, que destinó 60 millones al súper PAC Project Democracy, que respalda a Harris. Aunque Bill Gates no ha hecho pública su donación, fuentes indican que su aporte se canalizó mediante Future Forward, una organización de «dinero oscuro» que no revela sus donantes.
Del lado republicano, Donald Trump ha recaudado 388 millones de dólares en fondos públicos, y cuenta con el respaldo de importantes figuras. El empresario Timothy Mellon, su mayor donante público, contribuyó con 172 millones, mientras que Miriam Adelson ha invertido 134,8 millones en diversos fondos para apoyar al expresidente. Además, Elon Musk, la persona más rica del mundo, ha sido un aliado visible de Trump en esta campaña, donando 76,3 millones y mostrando su apoyo en su red social X.
A pesar de las diferencias en recaudación, Trump ha recibido una cantidad mayor de «dinero exterior» que Harris, con 613,7 millones de dólares en apoyo de donantes extranjeros. Esta ventaja, aunque indirecta, refleja el apoyo que el candidato ha consolidado en sectores estratégicos fuera de las fronteras estadounidenses.
Con ambos candidatos respaldados por poderosas fortunas y sus campañas impulsadas por contribuciones históricas, el desenlace de esta elección promete ser tan impactante como costoso, reflejando una vez más el papel fundamental de los «megadonantes» en la política de Estados Unidos.