El taxista condenado por violar a una pasajera pidió disculpas y solicitó una segunda oportunidad
Tito Franklin Escobar Ayllon, el taxista que fue condenado por violar a una pasajera en 2015, pidió disculpas a la víctima, Manuela Ponz, y solicitó una segunda oportunidad en sus últimas palabras ante el tribunal. Ayllon fue sentenciado a 12 años y medio de prisión por el Tribunal Oral en lo Criminal N°28 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) por abuso sexual con acceso carnal. Durante su declaración, reconoció haber cometido «una equivocación» y expresó su deseo de recibir una nueva oportunidad, pero su solicitud fue rechazada por el tribunal, que lo consideró responsable del delito.
El caso se remonta a abril de 2015, cuando Manuela Ponz, tras salir de un bar en el barrio porteño de Colegiales, abordó el taxi de Escobar Ayllon para regresar a su casa. Durante el trayecto, la joven se quedó dormida y fue atacada sexualmente por el conductor, quien estacionó el vehículo, se trasladó al asiento trasero y la agredió. Después del abuso, la arrojó a la calle y huyó del lugar. Días más tarde, Escobar abandonó su auto en Sarandí y escapó del país, permaneciendo prófugo durante ocho años hasta ser capturado en Bolivia.
El veredicto
El tribunal, presidido por el juez del TOC N°28, dictó la sentencia de 12 años y seis meses de prisión en línea con la solicitud del fiscal Sandro Abraldes, quien había argumentado que Escobar Ayllon había actuado siguiendo «un plan criminal claro», cuyo único objetivo era el abuso sexual. En su alegato, Abraldes resaltó la gravedad del ataque, señalando que la víctima fue tratada como un «objeto de satisfacción sexual» y que el imputado utilizó la violencia para garantizar su impunidad. Además, subrayó el impacto psicológico y físico que el ataque dejó en Ponz, quien continuó sufriendo pesadillas y problemas de salud tras el abuso.
Manuela Ponz, quien estuvo presente durante el juicio, expresó su alivio y satisfacción con la sentencia, afirmando que, aunque la justicia tardó, finalmente llegó. «Ahora puedo seguir con mi vida. Estoy contenta y aliviada», declaró la joven, quien aprovechó la oportunidad para alentar a otras víctimas de abuso sexual a denunciar sus casos.
La importancia de las pruebas
Las pruebas presentadas contra Tito Franklin Escobar Ayllon fueron contundentes. La abogada de la víctima, Adriana Biera, aportó testimonios de los vecinos que socorrieron a Ponz después del ataque, así como los informes médicos que constataron las lesiones físicas compatibles con una agresión sexual reciente. Además, el reconocimiento fotográfico de Escobar por parte de la víctima, junto con las huellas dactilares encontradas en el taxi, reforzaron la culpabilidad del acusado.
Otro elemento clave fue la identificación del vehículo, un taxi con características particulares, como un masajeador en el asiento del conductor, que Manuela Ponz había descrito en su testimonio. Las imágenes capturadas por cámaras de seguridad confirmaron la presencia de dicho vehículo en la zona, y el taxi fue hallado abandonado en Sarandí poco después del ataque.
La defensa y el pedido de disculpas
El abogado defensor de Escobar Ayllon, Javier Ibarra, intentó anular el proceso cuestionando la validez de las escuchas telefónicas y el reconocimiento fotográfico, pero estos argumentos no fueron suficientes para evitar la condena. A lo largo del juicio, Escobar se disculpó varias veces con la víctima, lo que, según su defensor, debía interpretarse como un intento de asumir su responsabilidad y colaborar con la justicia.
Sin embargo, la fiscalía consideró que las disculpas del acusado eran insuficientes para mitigar la gravedad del crimen, especialmente dado que había estado prófugo durante tanto tiempo. Escobar Ayllon fue capturado en Bolivia tras una extensa búsqueda que incluyó la emisión de órdenes de captura internacionales y el ofrecimiento de recompensas a quienes proporcionaran información sobre su paradero.
