El Subte de Buenos Aires celebra 111 años: un ícono de la modernidad y símbolo porteño
Este 1 de diciembre se conmemora el 111.º aniversario del Subte de Buenos Aires, un ícono de la ciudad que marcó un antes y un después en la movilidad urbana de toda Latinoamérica. Fue en 1913 cuando la Línea A, que conecta Plaza de Mayo con San Pedrito, comenzó a operar, posicionando a la capital argentina como la primera ciudad de la región y la duodécima en el mundo en contar con un sistema de transporte subterráneo.
La inauguración, que tuvo lugar a las 15:25 de aquel día, contó con la presencia del vicepresidente de la Nación, Victorino de la Plaza, en representación del presidente Roque Sáenz Peña, junto al intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Joaquín de Anchorena, entre otras personalidades. Este ambicioso proyecto, iniciado en 1909 tras la sanción de la ley 6.700, fue una respuesta al crecimiento demográfico de principios del siglo XX.
Un hito en la región
La obra comenzó el 15 de septiembre de 1911 con más de 1.500 trabajadores y un presupuesto de 17 millones de pesos moneda nacional. A pesar de los desafíos técnicos y las tragedias durante su construcción, el 1 de diciembre de 1913 el subte inició su servicio con 50 coches de fabricación belga conocidos como “las brujas”, que se convirtieron en emblemas del transporte porteño.
El primer día de operación del servicio regular, el 2 de diciembre, registró un total de 147.457 pasajeros, dejando en claro el impacto inmediato de este avance.
Un recorrido por su evolución
Si bien durante gran parte del siglo XX el trazado original no sufrió modificaciones, a partir de 2008 se comenzaron a sumar nuevas estaciones como Puán, Carabobo, San José de Flores y San Pedrito, extendiendo la línea a los actuales 9,7 kilómetros de recorrido. Hoy en día, la Línea A transporta a más de 250.000 pasajeros diarios y se conecta con otras líneas clave del subte porteño.
Este aniversario recuerda no solo el impacto histórico del Subte A, sino también su vigencia como parte esencial de la vida cotidiana en Buenos Aires. Un símbolo de la ciudad que, 111 años después, sigue moviendo a millones de personas y conectando historias.