El Santo Monasterio de San Nicolás de los gatos.
En la remota isla de Chipre, cerca de la ciudad de Acrotiri, se encuentra un lugar sagrado que ha resistido el paso del tiempo y las inclemencias de la historia. Este lugar, conocido como el Santo Monasterio de San Nicolás de los Gatos, tiene una historia única y fascinante que se remonta a casi 2.000 años atrás.
La construcción de este monasterio comenzó en el año 327 d.C., bajo el patrocinio de Santa Elena, una figura importante en la historia del cristianismo. Sin embargo, la edificación del monasterio se vio amenazada por una plaga de serpientes venenosas que infestaban la isla en ese entonces. Las serpientes, que se multiplicaban debido a una terrible sequía que asolaba la región, no solo ponían en peligro la seguridad de los constructores del monasterio, sino que también ahuyentaban a los lugareños de la isla.
La solución a este problema llegó de manera inesperada gracias a Santa Elena, quien decidió enfrentar la infestación utilizando gatos. Se enviaron 1.000 felinos desde Persia y Egipto para combatir a las serpientes, y estos gatos fueron entrenados para cazar y ahuyentar a los reptiles venenosos. Después de intensas batallas, en las que se dice que algunos gatos resultaron heridos, las serpientes fueron prácticamente erradicadas y se pudo completar la construcción del monasterio.
A lo largo de los siglos, el monasterio fue testigo de numerosas destrucciones y reconstrucciones, pero la presencia de los gatos en el lugar se mantuvo constante. Estos felinos, que se convirtieron en una subraza no oficial conocida como «gato chipriota», continuaron desempeñando un papel crucial en la protección del monasterio y sus habitantes.
En la década de 1980, el monasterio fue entregado a un grupo de monjas, quienes se encontraron nuevamente con una infestación de serpientes y una falta de gatos en el lugar. Siguiendo la tradición establecida por Santa Elena, las hermanas trajeron más gatos para resolver el problema y proteger el monasterio.