El BCRA anticipa una inflación del 3,7% en julio y defiende sus nuevas medidas económicas

En un contexto económico volátil, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha presentado ante inversores de Wall Street sus proyecciones y las nuevas medidas económicas adoptadas para enfrentar la inflación y estabilizar la economía. Esta presentación es parte de un esfuerzo por restablecer la confianza y atraer inversiones en un momento crítico para el país.

El vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, anunció que la inflación de julio se estima en un 3,7%. Esta cifra representa una desaceleración en comparación con meses anteriores y se atribuye a la suspensión de aumentos en tarifas de servicios públicos y combustibles. Este control temporal de precios ha sido una medida crucial para contener la inflación a corto plazo.

Werning detalló las estrategias del BCRA, que incluyen una política monetaria más ortodoxa y la intervención en el mercado cambiario para controlar la brecha entre el dólar oficial y el paralelo. La recomprade puts bancarios es otra táctica para estabilizar el sistema financiero. Estas medidas forman parte de la denominada «Fase 2» del programa económico, orientada a crear condiciones para una futura salida ordenada del cepo cambiario.

Uno de los desafíos más críticos ha sido la brecha cambiaria, que ha generado incertidumbre en los mercados y presión sobre las reservas internacionales. El BCRA ha intervenido activamente para reducir esta brecha, utilizando herramientas como la recompra de puts bancarios, lo que ha permitido mantener una cierta estabilidad en el mercado cambiario.

Los inversores de Wall Street han recibido con cautela las explicaciones del BCRA. La desaceleración de la inflación es vista como una señal positiva, pero existen preocupaciones sobre la sostenibilidad de estas medidas a largo plazo. La falta de reservas y la necesidad de ajustes en precios clave, como los de electricidad, gas y transporte, son temas críticos que aún generan dudas entre los analistas.

Las medidas adoptadas han tenido un impacto directo en la economía doméstica. La suspensión de aumentos en tarifas ha aliviado temporalmente a los consumidores, pero también ha pospuesto ajustes necesarios que podrían generar presión inflacionaria en el futuro. El BCRA está consciente de esta dinámica y busca un equilibrio para evitar un shock inflacionario cuando se realicen estos ajustes.