El Atolón Bikini: Paraíso nuclear.
El Atolón Bikini, una cadena de islas en Micronesia, encarna la paradoja de ser un lugar paradisíaco en la Tierra que ha sufrido las consecuencias devastadoras de las pruebas nucleares llevadas a cabo por Estados Unidos. Tomadas en posesión por EE. UU. en 1946, las islas fueron el sitio de 23 explosiones nucleares en un período de 12 años.
Desde el aire, Bikini parece prístino y hermoso, con una exuberante vegetación y una laguna atractiva. Sin embargo, la realidad es diferente. Los residentes originales fueron reubicados por la fuerza antes de las pruebas nucleares, y a pesar de los esfuerzos de retorno en 1968, la contaminación persistente obligó a evacuar nuevamente la zona.
La primera prueba de una bomba de hidrógeno en 1954 contaminó a 23 miembros de la tripulación de un barco pesquero japonés, un incidente que inspiró la película Godzilla. La isla se consideró segura en 1968, pero los niveles de contaminación obligaron a una segunda evacuación.
Bajo la transparente laguna, yacen los restos de barcos hundidos durante la Operación Crossroads en 1946. A pesar de la contaminación, es posible bucear y visitar los naufragios, incluyendo un portaaviones y un acorazado. Aunque la isla es segura para visitar, se desaconseja el consumo de cocos debido a la acumulación de radiación. La historia de Bikini destaca las trágicas consecuencias de las pruebas nucleares y su impacto duradero en el medio ambiente y la población local.