Bosnia y Herzegovina: Una Nación con tres Presidentes

Bosnia y Herzegovina, una de las naciones más pobres de Europa, se conforma por serbios, croatas y bosnios musulmanes. Tras la disolución de Yugoslavia en 1992, el país se vio envuelto en una cruenta guerra que dejó profundas cicatrices. La Guerra de Bosnia (1992-1995) enfrentó a estos tres grupos étnicos en una lucha marcada por crímenes de guerra y limpieza étnica, resultando en aproximadamente 100,000 muertes y 1.8 millones de desplazados.

Para poner fin al conflicto, los líderes de las tres etnias se reunieron en Dayton, Ohio, durante 21 días, alcanzando el Acuerdo de Dayton en 1995. Este acuerdo estableció la creación de un estado soberano dividido en dos entidades: la República de Srpska (predominantemente serbia) y la Federación de Bosnia y Herzegovina (con mayoría bosnio-croata y bosnio-musulmana). Además, instauró un sistema de presidencia colegiada compuesto por tres miembros, cada uno representando a una de las etnias.

Desde las elecciones de 2022, los tres presidentes en ejercicio son Denis Bericovic (bosniaco), Zeljko Komsic (croata bosnio) y Zeljka Cvijanovic (serbia-bosnia). Cada uno fue elegido por su respectiva comunidad, y juntos forman un gobierno tripartito que debe consensuar todas las decisiones nacionales. Este sistema de presidencia colegiada se complementa con la existencia de dos primeros ministros y representantes parlamentarios en ambas entidades nacionales.

A pesar de la paz alcanzada, las tensiones étnicas y políticas persisten. Algunas autoridades serbias, como Milorad Dodik, han promovido la separación de la República de Srpska, lo que añade complejidad al panorama político de Bosnia y Herzegovina. La presencia de un alto representante de la ONU es fundamental para mantener la estabilidad y evitar el resurgimiento del conflicto.

Treinta años después del fin de la guerra, Bosnia y Herzegovina sigue enfrentando desafíos significativos en su camino hacia la reconciliación y la estabilidad. Las diferencias entre las comunidades étnicas aún son evidentes, y el sistema de gobierno tripartito requiere de continuos esfuerzos de negociación y cooperación para funcionar eficazmente. El país sigue dependiendo del apoyo internacional para consolidar su paz y avanzar hacia un futuro más integrado y próspero.