Australia avanza hacia la reducción de emisiones de vehículos con un nuevo proyecto de ley.
El Gobierno de Australia ha presentado un proyecto de ley destinado a fortalecer los límites de emisiones contaminantes de los vehículos, marcando un importante avance ambiental en el país oceánico. La iniciativa, conocida como la «Ley de Estándares de Eficiencia para Los Nuevos Vehículos», tiene como objetivo reducir las emisiones de los vehículos de pasajeros en más del 60 % para el año 2030.
El anuncio, realizado por el ministro australiano de Cambio Climático y Energía, Chris Bowen, y la ministra de Infraestructuras, Catherine King, coincide con la presentación del proyecto de ley ante el Parlamento de Camberra. De ser aprobada, Australia dejará de ser uno de los dos países en el mundo que carecen de normativas para limitar la contaminación de los autos de pasajeros, junto con Rusia.
El proyecto incluye medidas para reclasificar algunos modelos todoterreno populares, como el Toyota Prado y Landcruiser, el Nissan Patrol, Ford Everest, Mitsubishi Montero e Isuzu MUX, como «vehículos ligeros comerciales». Esta medida busca suavizar la trayectoria de estos vehículos hacia el cumplimiento de los límites de emisiones en Australia, aplicando topes menos estrictos.
Catherine King destacó la importancia de estas regulaciones para aumentar las posibilidades de elección, reducir las emisiones y promover la sostenibilidad y eficiencia en el consumo de combustible. La propuesta busca reducir las emisiones de estos vehículos en un 50 % para 2029, tras consultas realizadas con representantes de la industria automotriz.
El respaldo de la industria automotriz australiana ha sido fundamental para esta iniciativa. Matthew Callachor, director ejecutivo de la filial de Toyota en Australia, expresó su apoyo a la propuesta, enfatizando la importancia de ofrecer vehículos prácticos, capaces y asequibles.
Además de estas medidas, el Gobierno laborista de Anthony Albanese anunció un aplazamiento de seis meses en la entrada en vigor del régimen de comercio de créditos de carbono para el sector automotriz, así como una inversión de 60 millones de dólares australianos para la instalación de cargadores eléctricos en los puntos de venta de automóviles. Con estos avances, Australia se encamina hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente en el ámbito del transporte.
