Anuncio del nuevo esquema monetario del Gobierno Argentino.

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El gobierno argentino ha presentado un nuevo esquema monetario para el segundo semestre de 2024, diseñado para abordar desafíos económicos persistentes y preparar el terreno para futuras reformas estructurales. Este esquema se centra en la reducción de la deuda del Banco Central (BCRA) y la implementación de la Letra de Regulación Monetaria (LRM), un instrumento financiero con un interés variable indexado a la tasa de referencia del BCRA.

Contexto y Objetivos

En el contexto económico actual, la gestión de la deuda y la política monetaria son cruciales para estabilizar la economía y fomentar el crecimiento. El gobierno ha identificado tres principales «canillas» de emisión de pesos que necesitan ser gestionadas:

  1. Déficit Fiscal: Históricamente, la emisión de pesos ha sido utilizada para cubrir el déficit fiscal. La primera fase del plan económico se centró en la reducción del déficit mediante medidas fiscales y ajustes en el gasto público.
  2. Deuda del BCRA: La segunda fase, que comienza ahora, se enfoca en la transferencia de los pasivos remunerados del BCRA al Tesoro. Esta deuda, compuesta por instrumentos financieros como los pases, genera una carga significativa en el balance del BCRA.
  3. Divisas y Deuda Externa: La tercera «canilla», relacionada con la emisión de pesos para la compra de divisas y el pago de intereses de deuda externa, se mantendrá abierta pero bajo un control más estricto.

La LRM será un instrumento clave en esta fase, diseñado para esterilizar pesos en circulación y reducir la presión inflacionaria. Este bono tendrá un cupón variable, atado a la tasa de referencia del BCRA, actualmente en 40% anual. Los fondos recaudados a través de este instrumento se depositarán en la cuenta corriente del Tesoro en el BCRA, evitando la creación de nueva deuda remunerada en el balance del banco central.

Uno de los principales desafíos será asegurar que el Tesoro pueda manejar la nueva carga de deuda sin desviar el ajuste fiscal. Para ello, se espera que el superávit fiscal, reforzado por medidas como la reforma del impuesto a las ganancias y el blanqueo de capitales, sea suficiente para cubrir los intereses adicionales.

Además, la velocidad de implementación de esta segunda fase determinará cuándo podrá el gobierno avanzar hacia la tercera fase del plan: la eliminación del cepo cambiario y la introducción de un régimen de competencia de monedas. Este paso será crucial para liberalizar el mercado de cambios y permitir una mayor flexibilidad monetaria.

Economistas y analistas han expresado opiniones mixtas sobre el nuevo esquema. Algunos destacan la necesidad de tasas de interés reales positivas para limpiar el balance del BCRA y pasar la responsabilidad de la deuda al Tesoro. Otros señalan que la coordinación entre el BCRA y el Tesoro será esencial para evitar desequilibrios y asegurar una transición suave hacia la nueva política monetaria.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) también jugará un rol importante, ya que sus opiniones y recomendaciones influirán en la implementación del nuevo esquema. Las discusiones sobre el rol del BCRA y el uso del dólar como moneda de curso legal son áreas de particular interés para el FMI.

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