A 13 años de la muerte de María Elena Walsh.
Nacida el 1º de febrero de 1930 en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, María Elena Walsh fue mucho más que una figura multifacética. Su legado abarcó la literatura, la música, la dramaturgia y la lucha por la justicia social. Falleció el 10 de enero de 2011, dejando un vacío que difícilmente podrá llenarse.
Desde sus primeros años, María Elena demostró su genio creativo. A los diecisiete años, su libro de poesía «Otoño Imperdonable» capturó la atención de gigantes literarios como Juan Ramón Jiménez y Pablo Neruda. Su travesía a París junto a la folklorista Leda Valladares marcó una etapa en la difusión del folklore argentino.
La colaboración con Valladares resultó en el icónico disco «Canciones para Mirar» (1960), que incluía joyas como «El Reino del Revés». María Elena, además, dio vida a personajes entrañables como Manuelita, la tortuga, en «Doña Disparate y Bambuco» (1962).
Su incursión en la composición abrazó géneros diversos, desde folklore hasta tango, jazz y rock, convirtiéndola en un faro de la canción de protesta latinoamericana. A pesar de la censura durante la dictadura, su pluma valiente se volcó al periodismo, destacándose con el artículo «Desventuras en el País Jardín-de-Infantes» en 1979.
Recuperada de un cáncer tras la dictadura, su presencia fue vital en proyectos artístico-políticos. En 1991, publicó «Novios de antaño», una novela autobiográfica, seguida de libros infantiles y, en 2008, su última obra, «Fantasmas en el parque».
Los reconocimientos no cesaron: Ciudadana Ilustre, Premio Konex de Platino, Premio Hans Christian Andersen, Doctor Honoris Causa, entre otros. María Elena Walsh no solo dejó una obra rica y diversa, sino que también dejó su huella en la lucha por un mundo más justo.
Su partida en 2011 dejó un vacío en la cultura argentina, pero su legado sigue vivo en cada rincón donde sus letras y melodías resuenan, recordándonos la grandeza de una mujer que marcó la historia con su arte y compromiso. Descansa en paz, María Elena Walsh.